Los católicos sentimos un especial cariño y veneración por la Virgen María. Es muy importante conocer el motivo del Culto a María, para realizarlo de manera consciente y madura y poder así, imitar las virtudes vividas por nuestra Madre del cielo.
En el mes de diciembre la Iglesia celebra esta gran fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, ocasión propicia para valorar el papel materno de la mujer.
La más grande de las poetisas de América, Sor Juana Inés de la Cruz, llegó a escribir: “no sé qué tiene el amor a María que se enciende hasta el corazón más tibio”. Conmueve ver esta realidad ante la Dulce Señora del Tepeyac, Nuestra Señora de Guadalupe. Resulta una de las advocaciones de la Virgen María más queridas del mundo.
Las apariciones de la Virgen de Guadalupe tuvieron lugar entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531. El último día fue cuando, en el manto o tilma de Juan Diego, se imprimió milagrosamente la imagen de María.
El centro de la imagen es la cruz en la altura de la Virgen que es donde está el corazón del Niño dentro del vientre de la Madre.
En la aparición del 12 de diciembre de 1531 la Virgen le dijo a Juan Diego, “¿no estoy aquí yo que soy tu madre?”.
Ella no ha dicho “¿no estoy yo aquí que soy profesional, política o dirigente?”. Por fortuna, María no se ha dejado llevar por esa supuesta “modernidad” que desvirtúa una de las dimensiones más hermosas del sexo femenino, la maternidad. Y es bueno que las madres sean profesionistas y trabajen, pero que no se olviden que lo más importante es ser madres.
La maternidad, como enseña la Virgen María, no se limita sólo a las fronteras del cuerpo, porque el ser una auténtica madre implica también la entrega al mundo espiritual, pues el amor es lo que da plenitud y sentido a la vida. Dar amor es engendrar vida.
La maternidad, por lo tanto, no puede ser una moda a merced del progreso, sino la perenne necesidad que tiene el corazón humano de sentirse amado y acogido.
Los hijos, físicos o espirituales, necesitan brazos que les den una guía en la vida; corazones que escuchen sus problemas; necesitan del brillo de ojos maternos en los triunfos y una presencia que llene de sentido sus vidas.
Actualmente no llama la atención la maternidad. Su estilo de vida dedicada y generosa no es popular, y en algunos casos, llega a ser mal visto. Ser una auténtica madre no es noticia. Su sacrificio callado de todos los días, no es noticia. Transmitir la vida y los valores, no hace noticia.
Sin embargo, el mundo no vive de noticias, sino de amor. El mundo está cansado de noticias pero no de ternura. Las sociedades no se humanizan con tecnología sino con corazones abiertos y dispuestos a dar su vida por los demás, con corazones maternos.
La fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe nos invita a ver y valorar la hermosura y trascendencia del ser madre. De ser, pura y simplemente, ¡madre!
Estamos convencidos, de que hacer oración de la historia de Nuestra Señora de Guadalupe, puede orientarnos a ser una Iglesia mejor. Puede, sin duda, motivarnos a saciar el afán de ser una comunidad más parecida a la Madre de Dios y Madre Nuestra y a sus hijos más sencillos. Puede efectivamente guiarnos a vivir nuestra misión en la parroquia, participando más y mejor en el sacrificio de Cristo
La Parroquia El Calvario en el marco de sus fiestas en honor a la Virgen de Guadalupe eleva una plegaria pidiendo a Nuestra Madre de Guadalupe por todas las madres del mundo, que les de fortaleza y amor para vivir ese gran don que Dios les ha regalado.
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