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DOMUND 2011. PRIMERA CATEQUESIS MISIONERA. MISIÓN Y CONVERSION PASTORAL.

INTRODUCCIÓN


La razón de ser de la Iglesia está directamente vinculada a la actividad misionera que ella está llamada a desempeñar (cfr. Ad Gentes, 2; Evangelii Nuntiandi, 14). De modo que es normal afirmar que la Iglesia es esencialmente misionera. A tal punto que es impropio decir que la Iglesia tiene una misión, porque, en realidad la Iglesia no tiene una misión, sino que ella es misión.

Ahora bien, si ella es misión, ¿por qué se hace necesario cada año, con ocasión del DOMUND, recordarle su propia esencia? ¿No sería lo más normal que sus miembros actuaran en proporción a lo que ella es?

Esa es la cuestión, es decir, aunque los documentos, la tradición y la doctrina afirmen la naturaleza misionera de la Iglesia en la línea de los principios, ese principio misionero que la sostiene y que conforma su situación en la historia debe ser asumido libremente. La misión no es un acto determinista e instintivo, como no lo es el acto originario en que se funda: el amor frontal del Padre, es decir, la entrada de Jesús ―Hijo del Padre y Primer Misionero― en la historia. La misión implica la libertad y la responsabilidad de los cristianos.

MISIÓN Y CONVERSION PASTORAL.

MOTIVACIÓN
La conversión es un presupuesto indispensable para la misión. Una vez que Dios se ha revelado por medio de Jesucristo, el ser humano está llamado a dar una respuesta de frente a su propuesta de salvación. La conversión es necesaria, porque los intereses de la humanidad no siempre corresponden con los intereses de Dios.

Ya en el prólogo del Evangelio de San Juan se pone en evidencia esta tensión entre Dios y los hombres: Vino a su casa, y los suyos no la recibieron (Jn 1,11); sin embargo, también afirma que a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios (Jn 1,12).

Por tanto, la participación activa y consciente en la misión implica un acto de libertad. Tanto es así, que no es suficiente con ser una persona bautizada para hacerse llamar «misionero»; nuestro bautismo debe ser puesto en acto por medio de nuestra participación en los demás sacramentos y en la misión de la Iglesia, afirmando nuestra pertenencia al grupo de los discípulos que dan testimonio de Jesús en el mundo.

Todo cristiano, y en modo particular todo católico, debe pasar de un estado de adormecimiento en la fe a un estado activo de participación en la misión de la Iglesia.

Hay distintas expresiones de la conversión. El tipo fundamental es la conversión personal-primaria, es decir, cuando una persona que nunca ha conocido a Jesucristo decide hacerse discípulo de Jesús, es el tipo de conversión que provoca la predicación inspirada en el primer anuncio de la Palabra y que normalmente llamamos kerygma. Es el efecto de la misión realizada en zonas geográficas y ambientes culturales donde Jesús es poco o nada conocido. La conversión personal es el fundamento de cualquier otro tipo de conversión.

Ejemplos clásicos de conversión personal son la conversión de San Pablo, que pasa de ser un perseguidor de la Iglesia a ser misionero de Cristo (cfr. Hch 9,1-19); también tenemos la conversión de San Agustín y de muchas otras personas que han pasado de un estado negativo de frente a Jesús a ser intrépidos heraldos de su Evangelio.

Pero cuando hablamos de conversión pastoral ¿a qué nos referimos?

La pregunta tiene dos respuestas: 1) Por una parte, se refiere a todas las personas que tienen una función directiva al interno de la Iglesia (obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos animadores de comunidades, áreas de pastoral y movimientos); 2) Por otra parte, se refiere al modo cómo se desarrolla la acción pastoral en nuestras comunidades, es decir, cuál es el método empleado en la acción pastoral.

Así, cuando la conversión se refiere a los agentes responsables de la pastoral, se entiende el paso de un estado de pasividad ante los desafíos planteados por la realidad a un estado de creatividad pastoral, siguiendo y aplicando efectivamente las directrices dadas por la Iglesia.

En cambio, cuando la conversión se refiere al modo o al método cómo intentamos responder a los desafíos que plantea la realidad, nos referimos al paso de unas estructuras y procedimientos pastorales que no responden a la situación histórica actual a unas estructuras más dinámicas y actualizadas que digan algo a hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Es verdad que toda conversión supone una dolorosa ruptura con el estado presente de las cosas para poder dar espacio a una nueva visión. Se trata, como dice el Evangelio, de poner vino nuevo en odres nuevos (Lc 5,38). De modo que la conversión supone un alto grado de humildad, pero justamente la humildad nos coloca en lo más específico del mensaje cristiano: Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos (Mt 18,3).

ESCUCHANDO AL PAPA

Del Mensaje del Papa:
Efectivamente, el incansable anuncio del Evangelio vivifica también a la Iglesia, su fervor, su espíritu apostólico; renueva sus métodos pastorales para que cada vez sean más apropiados para las nuevas situaciones —incluso aquellas que requieren una nueva evangelización— y estén animados por el impulso misionero: “La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola! La nueva evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal” (JUAN PABLO II, Enc. Redemptoris missio, 2).
Las expresiones que más llaman la atención en la primera parte de este fragmento son que la misión “vivifica a la Iglesia” y, sobre todo, que “renueva sus métodos pastorales”. Esto quiere decir que la misión obliga a las comunidades a replantearse su estado pastoral actual. Y en una sana eclesiología nos motiva a tomar decisiones en orden a mejorar nuestros procesos de evangelización.

LA MISIÓN COMPARTIDA
A continuación proponemos algunos textos del documento de Aparecida que podrán ser compartidos en diálogo abierto con los participantes en la primera catequesis misionera:

N. 366 La conversión pastoral atañe a todos y todas

Obispos, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap 2,29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta.

N. 367 Las dimensiones de la conversión pastoral

La pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico donde viven sus miembros. Su vida acontece en contextos socioculturales bien concretos. Estas transformaciones sociales y culturales representan naturalmente nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino de Dios. De allí nace la necesidad, en fidelidad al Espíritu Santo que la conduce, de una renovación eclesial, que implica reformas espirituales, pastorales y también institucionales.
Los pasos concretos para alcanzar verdadera conversión pastoral
N. 370 La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a un pastoral decididamente misionera.

N. 371 El proyecto pastoral de la Diócesis, camino de pastoral orgánica, debe ser una respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy.

MEDITAR LA PALABRA

Para concluir recomendamos una Lectio Divina del texto de Lc 5,1-11. (En tu palabra, echaremos las redes).

II formación de grupos de animación misionera, hacia la semana misionera en nuestra parroquia del 16 al 23 de octubre.


“Qué es la semana misionera”

La semana misionera, es un tiempo fuerte de evangelización extraordinaria durante el cual la comunidad, ayudada por los misioneros, se autoevangeliza, fortaleciendo la experiencia cristiana de la comunidad, promoviendo el nacimiento de grupos de catequesis de adultos y ayudando a establecer caminos de acercamiento a los alejados.


ES UN TIEMPO EXTRAORDINARIO...
Son días que necesitan tiempo de preparación y continuación medido por la disponibilidad de cada uno.
Es un tiempo fuerte de la presencia actuante de Dios en los participantes y por lo tanto festivo, novedoso e intenso.

Es un acontecimiento eclesial que sólo se comprende como un momento de servicio a la pastoral ordinaria del lugar. Supone el envío de los obispos y párrocos respectivos, como también la participación de todos los miembros activos de la comunidad para asegurar la continuidad y consolidación de la Misión.

La Misión no puede ser sentida como una imposición de afuera sino que debe estar asumida e incluida en el dinamismo misionero de la Iglesia local.
De anuncio de Jesucristo... 
Anunciamos la persona de Cristo Salvador, punto de partida y centro de la fe, procurando que este anuncio constituya una experiencia de encuentro con Dios.

Para conocer, querer y vivir en identidad con Cristo Cabeza, su Cuerpo que es la Iglesia.

Comunicamos las verdades fundamentales del mensaje cristiano, de acuerdo a la distinta realidad y formación de cada grupo.

Lo hacemos de una manera explícita, sencilla y popular dirigido a todas las personas del lugar misionado.

PARA UNA PROFUNDA CONVERSIÓN...

Conversión obra de Dios, no de los hombres, se realiza en dos planos, personal y comunitario, consecuencia de la adhesión a Cristo y comporta una vigorosa renovación de la vida en el Espíritu y de la fraternidad eclesial.

SUSCITANDO O RECREANDO COMUNIDADES DE FE...
Intenta formar comunidades donde no existen y revitalizar la comunión y la participación de las comunidades existentes.
Procurarnos una integración más consciente y comprometida en la vida y misión de la Iglesia, y el testimonio en medio del mundo, con la fuerza del Espíritu Santo ayudando a descubrir y ubicar los ministerios y carismas.


¿Cuáles son nuestros objetivos?

Los objetivos generales de esta acción misionera son:
- Estimular a los practicantes. Provocar en los miembros de la comunidad parroquial un encuentro fuerte con los demás cristianos y con la Palabra de Dios del que salgan fortalecidos y renovados en su vida de fe.
- Detectar nuevos colaboradores. Ayudar a que cada uno de los miembros de la comunidad descubra cuál es su puesto de responsabilidad y de servicio en la comunidad y en el barrio.
 -  Acercamiento a los alejados. La comunidad parroquial sale al encuentro de los que se han alejado de la fe o se han apartado de la práctica religiosa para entablar un diálogo desde el Evangelio.
- Inicio de grupos de formación en la fe. Es la gran laguna de la mayoría de nuestros cristianos, a la que se trata de dar respuesta con la puesta en marcha de las asambleas familiares y, posteriormente, con la catequesis de adultos.


Fases de la mision.
La semana misionera no es simplemente un acto puntual, aislado y extraordinario de pastoral evangelizadora, sino un proyecto concebido en forma de proceso con tres etapas bien definidas:

Premisión: son varios meses de sensibilización y de concienciación por parte de todos los agentes que van a participar activamente en la misión

Misión: tiempo fuerte de evangelización que dura una o dos semanas, en las que se realizan las asambleas familiares cristianas, los pregones misioneros y los encuentros por grupos de edades.

Postmisión: tiempo para orientar y consolidar los frutos de la misión y para acompañar a la comunidad en esta nueva etapa.

 ¿Qué resultados se esperan?

El resultado depende, entre otras cosas, del compromiso del sacerdote, de la participación de los laicos activos, y de la intensidad de la premisión.   La experiencia suele dar estos resultados:

- Mejor conocimiento de la parroquia o del ámbito en el que se realiza la misión.
-  Fortalece el ánimo y la ilusión de los sacerdotes.
- que Surgan grupos de diálogo y reflexión que, con frecuencia, dan paso a grupos de catequesis de adultos con inquietud misionera.
-Avivar la participación eclesial y el compromiso de los laicos.
- Ayudar a descubrir nuevos agentes laicos.
- Favorecer la comunicación y el encuentro entre vecinos.
- Potenciar la pastoral de conjunto tanto a nivel parroquial como Diocesano.


Función del visiteo – Tarea concreta a realizar.

 
Todo visitador debe estar evangelizado. Haber hecho la experiencia del Cristo vivo. Estar firme en su fe, para que no lo mueva nada. Transmitir su propia experiencia de vida de fe. Dar el diezmo de su tiempo laboral. El visiteo es la clave de todo el proceso. El responsable de sector determina las familias.
Primero:
- Presentarse: vengo de la Parroquia…, me envía el P. ….., estamos en octubre mes de las misiones y en forma concreta en nuestra parroquia en la semana misionera parroquial.

- Si no nos abren, vamos a orar en la puerta por esa familia. No es un trabajo para poco tiempo, sino un trabajo permanente. Es aconsejable llevar alguna identificación, signos católicos. (Crucifijo, rosarios colgados, identificación de la Parroquia) Que se note que somos católicos.
Segundo:
- Establecer una relación cordial con cada familia. Es todo un proceso que no se hace de la noche a la mañana. A veces puede ayudar repartir algún folleto o material esto puede tener buenos resultados como también malos. No importa el material en sí, solamente es un medio y no un fin.

- La relación debe ser personal.
Tercero:- ¿Cada cuánto se visita a la familia?
Se la visita durante toda la vida, hasta cuando me muera. La gente va cambiando, se presentan situaciones dolorosas. Permanentemente los acompañamos en todas sus penas.
- ¿Qué pasa cuando son de otra religión?
También los visitamos. Yo sé que eres de otra religión, pero podemos ser hermanos. Cuenta con nosotros. Ayudarlos con la bolsa de trabajo, en caso de necesidad con bolsa de alimentos. Respetar sus creencias, y establecer lazos fraternales.

Nuestra meta, que se inicia con la Evangelización es la de llegar a ser santos, hermanos y apóstoles. La pastoral está al servicio de la santidad. Debemos poner las estructuras para llevar a las personas a la santidad. Ir a todos, dar todo.

Tenemos la responsabilidad de cumplir el plan de Jesús.

A veces los católicos damos un anti-testimonio. Si queremos ser auténticos discípulos y misioneros de Jesús es indispensable la conversión personal.

Debemos ponernos en oración. Te entrego esta familia con todas sus situaciones, permíteme ser canal, instrumento para que te conozcan.

A veces no hay mucho por hacer. Solo consolar. Estamos viviendo en un mundo individualista. Mientras yo esté bien los demás no me importan. La gracia va a venir de Dios. El equipo indispensable para el visitador es el Espíritu Santo.

El visitador no debe olvidar que es un enviado, que representa a la Iglesia de Dios, que es instrumento de Dios. Debe cuidar cómo se viste, cómo habla.

Debe tener una preparación espiritual permanente, interceder por esta familia.
Tenemos que visitar y el Espíritu Santo nos va a iluminar para ir dando respuestas. El problema no lo resuelvo yo. En el Consejo entre todos se buscarán las soluciones.
¿Qué podemos hacer por esta familia?
Propuesta para la visita de hogares:

1-SALUDO.
2. EXPLICAR EL MOTIVO DE LA VISITA.
3. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS Y BREVE EXPLICACIÓN.
4. ORACIÓN POR LA FAMILIA O LOS ENFERMOS O POR LA MISIÓN.
5. PADRE NUESTRO...
6.INVITACION A LAS ACTIVIDADES DE LA PARROQUIA. (Clausura de la semana de misión)
7. DESPEDIDA...

CELEBRACIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS ENFERMOS

PRIMER ENCUENTRO PARROQUIAL DE JÓVENES