Cuando la Cuaresma va llegando a su
cumbre, el itinerario bautismal que nos propone la Iglesia nos coloca ante uno
de los relatos más sublimes de todo el Evangelio de Juan: la resurrección de
Lázaro (Juan 11,1-46).
En Betania se aprende a VIVIR a través de
las lágrimas,del sollozo y del diálogo. Jesús es amigo de sus amigos, y de sus enemigos.
Comencemos orando:
Te damos gracias, Padre, por Jesús
“El cual, hombre mortal como nosotros, que lloró a su amigo Lázaro,
y Dios y Señor de la vida, que lo levantó del Sepulcro,
hoy extiende su compasión a todos los hombres
y por medio de sus sacramentos los restaura a una vida nueva”
Jesús quiere dar VIDA DEFINITIVA AHORA Y DESPUÉS a todos los seres humanos. No quiere perder nada de lo que le entregó su Padre. Y una vida de CALIDAD,PLENA. Lo que posee él lo quiere para todas-os. Sin distinciones. El Dios-Amor no puede obrar de otra manera. Los muertos pueden estar vivos,
y los vivos pueden estar "muertos".
Todos los "Lázaros" están vivos en su muerte.
Hay que morir estando vivos... morir no es
dejar de vivir, sino VIVIR DE OTRA MANERA.
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