El buen Pastor, conoce las ovejas, es decir, las ama, y ellas conocen la voz del pastor. El P. Macías como buen pastor lucho infatigablemente por construir una comunidad servidora, evangelizadora y Samaritana. El entendió que la Evangelización sin la promoción humana no funciona por eso tenía sinnúmero de obras sociales que beneficiaban a los más pobres. El amo a los niños a los enfermos, el daba de comer al pobre, si le pedían su camisa él se las regalaba.
El padre Macías era muy responsable, afable, trabajador. En poco tiempo reconstruyó el templo. Se interesó porque hubiese agua potable en el pueblo y un centro ce salud. Nunca faltó a su compromiso sacerdotal y fue siempre fiel a la línea pastoral indicada por el Concilio Vaticano II, Documentos de Medellín y su últimos Documentos que conoció, el de Puebla.
El padre Macías era un sacerdote excepcional: era un verdadero profeta, denunció las injusticias vinieran de donde vinieran y un verdadero imitador de Jesús. Nada se le puede tachar, fue un sacerdote auténtico, predicó siempre el amor, la fraternidad. La palabra “compartir” la tenía no sólo en sus labios, sino en sus actitudes.
El padre Macías vivió siempre entregado a su ministerio sacerdotal, nunca se le vio en él nada que fuera contrario al magisterio de la Iglesia, antes bien exhortaba siempre a amarnos unos a otros, a perdonamos, a ser serviciales, a transformar nuestra fe en actitudes de vida cristiana.
El padre Alirio fue fiel a su ministerio sacerdotal. Le gustaban las eucaristías con cantos actualizados y que todos los fieles participaran. Se preocupó mucho por la promoción integral del hombre. Muchos campesinos fueron a los centros de promoción integral que tenía la Iglesia. Se esforzó porque tomáramos conciencia de la dignidad, de la persona humana y de nuestras obligaciones y derechos. Aprovechaba las fiestas patronales, Semana Santa, Corpus Christi para evangelizar según las directrices de la Iglesia de hoy, y siempre que tenía oportunidad, lo hacía en pláticas pres bautismales y prematrimoniales, etc.
Lo principal que nos ha dejado el padre Macías es su testimonio, pues tenía un corazón enamorado de Cristo, fiel a su sacerdocio hasta las últimas consecuencias. Recto, incapaz de inclinarnos por senderos tortuosos.
Nosotros le conocimos muy bien porque no fue un sacerdote ansioso del dinero. Se conformaba con lo poquito que se le daba; a él le interesaba su misión y no le importaba caminar veredas, era modesto y prudente cuando visitaba los hogares, comía frijolitos como come uno de pobre, así se conformaba también a dormir en cama de pita, no le gustaba que le pusieran en mejor lugar.
Su base principal fue la Biblia, se entregó de lleno a la palabra de Dios y a su misión de sacerdote. Su misión era hacerla vivir en las comunidades, no sólo de palabra sino también de hecho. Se sometía a sufrir cualquier circunstancia con tal de cumplir sus compromisos. Brindaba su apoyo con lo poco que tenía. El padre Macías era un padre de familia, daba consejo, consuelo, corregía sin cólera, amaba a los niños sin límites, etc. Así fue como vivió: encarnó la palabra de Dios hasta su muerte.
El padre Macías, luego que llegó a San Esteban, empezó a visitar las comunidades y a mostrar su amistad, por medio de su inteligencia enseñándonos la palabra del Señor. Decía: “que esta palabra se les penetre en su mente y en el corazón”. Enseñaba a pesar de las dificultades que tuvo en su diócesis, pues en un momento dado fue suspendido para ejercer su ministerio, por el único hecho de no estar de acuerdo con la línea del obispo de ese entonces, Mons. Aparicio. El decía: “no me quitará de este lugar hasta que me repita otra vez la carta, no los quiero dejar a ustedes porque les tengo amor”. Fue entregado a su trabajo, fue severo, prudente y denunciaba el pecado personal y social.
El padre Macías era un hombre al servicio de sus comunidades como sacerdote; caminaba a pie veredas difíciles bajo lluvia y nos decía: “he venido por amor a ustedes”. Visitaba las comunidades cuando lo necesitaban para bautizos no bautizaba mientras los padres de familia no oían charlas pre bautismales para enseñarles el contenido del bautismo.
Lo fundamental que nos ha dejado el padre Macías
En primer lugar, las instrucciones para ser buenos catequistas, que pudiéramos predicar la palabra de Dios para que no fuéramos a confundir a nuestra comunidad. Nos dejó también una gran unidad con todas nuestras comunidades de la parroquia de San Esteban Catarina y no sólo a las de la parroquia sino que miramos como hermanos a las de toda. La humanidad. Lo fundamental que también nos dejó es que nos reuniéramos a
Reflexionar las necesidades de nuestra comunidad, porque eso era esencial para ser buenas personas, que se preocupan de las necesidades materiales y espirituales de todos. Fundó también unas valientes religiosas en nuestra parroquia. Ha sido el primer sacerdote que se preocupó porque un día fueran las más fuertes en las pruebas de este mundo y en realidad hoy en día son las que nos apoyan y animan a seguir el camino de la verdad, eso es lo que les manifestaba: que fundaran el amor en el corazón de cada uno y que velaran con los que sufren por causa de los poderosos que quieren destruir el reino.
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