Jovenes de la parroquia el Calvario. |
“arraigados y edificados en cristo, firmes en la fe”(cf. col. 2,7)
La Jornada Diocesana de Juventud en la Diócesis de san Vicente, es el signo de comunión más expresivo que la Pastoral juvenil vive a lo largo del año, es uno de los encuentros anuales que tienen lugar en nuestra Diócesis. Este año la jornada comenzará a las 8:00 am en el estadio Vicentino.
Una frase de San Pablo (“arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (cf. col. 2,7) ilumina la experiencia que se vivirá allí con los jóvenes de la Diócesis (San Vicente-Cabañas) y los adultos de las parroquias de la diócesis que con espíritu de joven se unirán al esta fiesta Diocesana
El centro de la Jornada es la Eucaristía presidida por nuestro Obispo -nuestro vínculo de unidad-, no puede faltar un rato de convivencia en torno a los símbolos de la Jornada y en preparación al Sacrifico Eucarístico, continúa con animación, dinámicas y catequesis.
En definitiva un momento para reanimarnos en Cristo Jesús, acercarnos al Señor y celebrar juntos la alegría de ser JÓVENES CRISTIANOS.
La Iglesia, ve en los jóvenes una inmensa riqueza. En 1984, El Beato papa Juan Pablo II organiza por primera vez las jornadas mundiales de la juventud para incentivar la participación juvenil en la Iglesia, es acontecimiento de impacto mundial que se realiza en la actualidad cada tres años.
El Santo Padre expresa una fuerte y apremiante referencia a los jóvenes a finales del año jubilar (año 2000), donde nos invita a ser «los “centinelas de la mañana” en esta aurora del nuevo milenio» (Novo millennio ineunte, n. 9) Es decir, que la Iglesia posee un lugar privilegiado para los jóvenes; deposita en ellos una gran dosis de confianza que a la vez es una fuerte responsabilidad; sobre todo hoy, que en las sociedades Europeas como en otras regiones del mundo, se vive un relativismo moral que pone en crisis los valores más auténticos y universales de toda persona.
La etapa de la juventud está llena de grandes ideales, del deseo de superar lo cotidiano, de conocer el amor verdadero, de formar una familia unida y estable, de vivir los valores de la solidaridad y la justicia, del trabajo digno y estable. Es decir que aspira a algo grande. Todo este entusiasmo no es “un sueño vacío que se desvanece cuando uno se hace adulto ya que, el hombre en verdad está creado para lo que es grande, para el infinito” Este deseo de construir un mundo mejor, mas solidario, mas humano, no se podrá lograr sino entramos en una sintonía con Dios ya que sólo Él puede saciar ese deseo noble y profundo de nuestro corazón como lo expresa San Agustín: “Nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti” Este deseo de aspirar a cosas grandes es signo de que Dios nos ha creado es decir que llevamos su huella. Por lo tanto, no podemos prescindir de Dios como muchos lo intentan en esta búsqueda afanosa de encontrar lo que tanto añoramos.
El es el camino, la Verdad y la Vida, Apartarnos del El es apartarnos de la fuente de la vida. En este esfuerzo por alcanzar los grandes ideales que debemos estar arraigados y firmes en Cristo, El dará sentido a nuestras luchas, El nos hará crecer y nos proporcionará el dinamismo necesario para nunca quedarnos estancados o desanimados. ¡Jóvenes, Cristo nos invita a remar mar adentro! A luchar por nuestros ideales, a sufrir si es necesario por vivir los valores del Evangelio.
En la actualidad muchas sociedades intentan vivir sin Dios, pero terminan por hundirse en un mundo colmado de desesperanza, donde el hombre se vuelve enemigo del hombre. El mundo sin Dios se convierte en un “infierno”, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza. En cambio, cuando las personas y los pueblos acogen la presencia de Dios, escuchan su voz, se construye la civilización del amor, donde cada uno es respetado en su dignidad y crece la comunión.
Por último nos invita a no tenerle miedo a la Cruz, ya que, es signo del amor de Dios, a ponernos en contactos con Jesús a través de los sacramentos, entablar y cultivar el diálogo personal con Jesucristo, en la fe. Conocerle mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo; hablar con él en la oración para que así podamos adquirir una fe madura y sólida.
¡Ánimo! nuestra parroquia del calvario cree en ustedes como jóvenes al servicio de Dios y constructores de una sociedad vicentina más justa, más solidaria, mas fraterna, más humana y mas cristiana.
Que la próxima jornada diocesana de la juventud del próximo 28 de mayo nos de nuevas fuerzas para seguir desempeñando el papel que nos corresponde como miembros activos de nuestra parroquia.
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